Hola a tod@s,
Ayer hablábamos de la importancia del brócoli en la dieta mediterránea y de cómo incluirlo en nuestra alimentación de manera regular puede ayudarnos a optimizar nuestra salud y a prevenir o controlar numerosas enfermedades. Asimismo comentábamos que del brócoli se puede aprovechar absolutamente todo ¿verdad?
Un elemento clave de la alfabetización alimentaria es el pensamiento crítico aplicado a conceptos como la sostenibilidad y a la reducción del desperdicio alimentario. Según la organización Consumo Responsable en España se desperdician unos 7,7 millones de toneladas de alimentos al año lo que en los tiempos que corren resulta un despropósito brutal.
Hoy os quiero mostrar cómo podemos optimizar los alimentos que compramos. El otro día en el mercado local, la señora que me vendió el brócoli épico que tenía tallos y hojas como si lo acabar de coger del campo. Os enseño la foto:
El caso es que la buena mujer me preguntó si quería que me lo «limpiara» arrancándole las hojas y el tronco. Dudé porque yo nunca había visto tanta hoja de brócoli pero ella me dijo que eran comestibles. Yo siempre cocino el tallo porque me encanta, pero he de reconocer que las hojas nunca las había probado.
Así que me volví a casa con un pedazo de brócoli de kilo y medio dándole vuelta a esta receta.
Ingredientes:
- Tallos de brócoli
- Hojas de brócoli
- 1 dientes de ajo
- AOVE
- 2 cucharadas de almendras picadas
- 1 cucharada de pipas de calabaza o girasol
- Sal y pimienta
Indicaciones:
- Trocear el tallo y las hojas muy finamente.
- En una sartén calentar un chorro de AOVE
- Añadir un ajo picado y antes de que empiece a cambiar de color añadir los tallos y hojas cortados. Remover bien para impregnar todo de aceite.
- añadir una pizca de sal y pimienta al gusto
- Bajar el fuego y tapar para que se vaya haciendo muy lentamente.
- Mientras tanto calentar las láminas de almendra y pipas hasta que se vayan tostando. No es necesario usar aceite porque ya contienen sus propios aceites naturales.
- Cuando los tallos ya hayan quedado cocidos, tras unos cinco minutos, añadir simplemente las almendras y pipas.
El resultado es un plato de verduras frescas y crujientes, más suave que las espinacas que os encantará. Ideal para acompañar cualquier pescado o legumbre. Podéis utilizar esta receta con cualquier hoja de espinacas, col o acelgas que os haya quedado por el cajón de nevera. Si lo pensáis cocinar así no tiene más que ventajas, aprovechais el coste de vuestra compra, sus propiedades nutricionales y a demás se reduce el desperdicio alimentario. Obvio, ¿no?
Misbamia