Cuando era pequeña solía volver a casa para almorzar. Tras un par de horas en casa, la idea de coger mi cartera y volver al cole me resultaba insufrible. Iba a un colegio de monjas y con uniforme. Las desmotivación era tal, que solía andar a paso de tortuga arrastrando los pies y con los calcetines largos en los tobillos, como si mi cadencia fuera a cambiar lo inevitable…
A medio camino me animaba porque al pasar La Plaza de las Ratas, a saber porqué se llamaba así, me empezaba a reconfortar con la idea de comprarme algo en la tienda del Sr. Ramón.
El Sr.Ramón era un maño que tenía una acento como el de Paco Martínez Soria y una tienda de golosinas. A mí de su tienda me gustaba todo: las nubes, los corazones ácidos de gominola, los ganchitos , el palodul, los altramuces, los encurtidos y los petazeta. Pero sobre todo recuerdo aquellos cubos llenos de chufas en remojo y lo que me gustaba comprarme chufas por cinco duros!! Sí, como habréis deducido yo también soy de EGB y no de la ESO esa …
Lo más gracioso es que Ramón siempre repetía lo mismo. 25 pesetas de chufas de Valencia? Yo le decía que sí, aunque tampoco conocía el sabor de las chufas de otro lado, ni siquiera de otra tienda. Así que con mi bolsita de chufas afrontaba lo ineludible, dos horas más de clase pero diciéndome a mi misma «las penas con chufas son menos pena».
Y entonces me metía un puñado en la boca, a lo bestia, y masticaba sacando el jugo y tragándolo muy poco a poco. Es difícil de explicar, pero era toda una técnica.
Por aquel tiempo yo ni siquiera sabía que las chufas son como pepitas de salud. Son ricas en fósforo, magnesio, potasio y grasas insaturadas, beneficiosas para reducir el colesterol malo. En forma de horchata aportan una significante dosis de vitamina E y de ácido oleico ayudando así a reducir las posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares.
Si bien es cierto que las chufas tiene un contenido bastante calórico, su consumo es recomendado en las dietas de adelgazamiento porque sin sobrepasar los 30 gramos al día, las chufas ayudan a saciar y a regular la sensación de hambre. La chufa es un alimento de fácil asimilación que se puede tomar en caso de gastritis, dolor de estómago y acidez.
Por último, y soy consciente de que me dejo mucha información por el camino, quisiera destacar que la chufa es un excelente reconstituyente en casos de estrés, cansancio o decaimiento. He ahí el porqué de mi afición infantil!!!
Consejo: Poned unas chufas en vuestra vida.
Misbamia