No sé a vosotros pero para mí durante mucho tiempo los rabanitos eran como las gomas de borrar de EGB; preciosos por fuera, pero no aptos para mi paladar. Cuando era pequeña me costaba entender cómo algo con un color tan vistoso y con un olor tan bueno supiera a cuerno quemado!!
Sin embargo, vas creciendo y dejas de comer gomas de borrar por muy bien que huelan y te empiezan a gustar sabores como el de los rábanos.
Hoy os presento una ensalada de lo más apetitosa. Personalmente me encanta la combinación de la acidez rabanil y la cremosidad de los piñones. Os aconsejo acompañar esta ensada con un poco de quinoa, la combinación es total.
En la foto no aparece porque entre los comensales del otro día había algún que otro invitado demasiado «tradicional» para probar innovaciones de origen andino …

Ingredientes
1/2 lechuga de roble (evitar las iceberg por su falta de sabor)
unas hojas de rúcula (facultativo)
10 rabanitos
1/4 de col lombarda
2 tomates
10 hojitas de menta
una cucharada de piñones
un chorro aceite de oliva extra-virgen
1/2 limón
1 pizca de sal marina
1 pizca de semillas de amapola (facultativo)
Indicaciones
- Lavar bien la lechuga y la rúcula cortarlándolas en trozos pequeños.
- Lavar los tomates y trocearlos en pedazos pequeños.
- Cortar la lombarda en juliana y los rabanitos en rodajas.
- Mezclar todo y añadir los piñones y la menta.
- Si no tenéis semillas de amapola, podéis añadirle pipas de calabaza o de girasol.
- Aliñar la ensalada con el aceite, el chorro de limón y la sal.
Listo!
Misbamia