La achicoria es una planta que tiene numerosas propiedades medicinales, tanto su flor, como su tallo o su raíz. Seguramente a vosotros el nombre de achicoria os evoque tiempos de posguerra donde se su raíz en polvo se consumía como sucedáneo del café.
Cuenta la historia que Napoleón cogió un rebote de muy señor mío tras perder la Batalla de Trafalgar (1805) y en ella una buena parte de la flota francesa dejando a los ingleses a sus anchas sobre mares y océanos. En uno de sus corajitos, Napoleón decidió imponer un bloqueo a los productos ingleses. Los bobbies hicieron lo mismo, y los franceses se encontraron de la noche a la mañana sin algodón, sin azúcar y sin café Oh mon Dieu!
Pero como al corso no lo amedranta nadie decidió que la remolacha bien podía sustituir la caña de azúcar, la lana al algodón y el café a la achicoria. Un hombre de recursos …
Para los que como yo hayáis intentado más de una vez reducir o dejar completamente el café os animo a que lo probéis. No os voy a engañar, NADA, absolutamente NADA es equiparable a un buen café. Sin embargo reconozco que no está nada mal si lo queréis substituir por el café malote soluble.
Al contrario que el café, la achicoria no contiene cafeína y es una estupenda estimuladora de la digestión y del páncreas ayudando a segregar los jugos pancreáticos y regulando el azúcar y el nivel de colesterol en la sangre.
La chicorium intybus tiene numerosas variedades entre las eque encontramos la la escarola, la endivia Belga, el pan de azúcar, el radichio o achicoria italiania …

Si bien es cierto que su gusto es ligeramente amargo combinada con cítricos o frutos secos resulta realmente deliciosa. Las hojas de achicorias estimulan el sistema nervioso favoreciendo la capacidad mental y la concentración. Además esta planta purifica la sangre y elimina las toxinas del hígado.
Es ideal como ensalada combinada con cítricos durante una comida copiosa, o con algo de cereal y frutos secos para personas más razonables. Os invito a que la probéis y descubráis que hay un mundo de sabores refinados y complejos más allá de la ensalada iceberg.
Misbamia