Si bien es cierto que intento consumir frutas y verduras procedentes de mi propia zona geográfica , confieso que a veces hago alguna que otra excepción con productos como la yuca o el aguacate por sus fantásticas propiedades y porque una, confesémoslo, está llena de contradicciones y debilidades …
La yuca no es muy conocida en Europa, pero en España desde hace unos años se puede encontrar facilmente en establecimientos latinoamericanos porque efectivamente la yuca es originaria de Sud América.
Existe una bonita leyenda de la cultura amazónica, que cuenta que una princesa tupí dio a luz a una niña blanca como la luna a la que llamó Maní. La pequeña murió al año de nacer y fue enterrada en la choza de su madre quien desconsolada empezó a regar su tumba todas las noches, tal y como era costumbre en su cultura. Al cabo de un tiempo, dicen que creció en el interior de la choza un árbol al que llamaron «Manioca» literalmente «Casa de Maní». Por eso este tubérculo también es conocido como manioca.
La yuca, es un tubérculo rico en hidratos de carbono que prácticamente no posee grasa.
Su aspecto leñoso, puede inicialmente echaros para atrás, sin embargo en el interior encontramos un alimento blanco y carnoso que invita a degustar.
Resulta especialmente interesante para aquellas personas que sufran de acidez, gastritis, colitis o diarreas. Además es un alimento interesante para celíacos e intolerantes al gluten porque su harina puede remplazar la de trigo en numerosas recetas.
Misbamia
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