Según la mitología griega, Júpiter quedó prendado de un belleza rubia de cabellos cenicientos llamada Cynara. La joven no encontró Júpiter a la altura de sus expectativas y lo rechazó, desatando la ira del dios griego. Para castigarla decidió transformarla en una flor azul conocida por los botanistas como Cyara Scolymus : la alcachofa.
Esta planta, conocida ya por los griegos y los romanos cuenta con numerosas propiedades curativas para las enfermedades relacionadas con el hígado. La razón de estas propiedades se encuentra en una sustancia denominada cinarina responsable de producir bilis por el hígado. El aumento de bilis favorece la digestión de los alimentos reduciendo el disfuncionamiento del hígado responsable de producir pesadez, acidez intestinal y gases.
Este poderoso alimento tiene además la facultad de reducir el exceso de ácido úrico, el colesterol malo y de regular el nivel de glucemia, lo que la convierte en una verdura muy interesante para los diabéticos.
Para rizar el rizo nuestra alcachofa, rica en vitamina B3 contribuye a remediar los síntomas contra el nerviosismo, la ansiedad y el insomnio.
Por todas estas propiedades la ingesta de alcachofas es ideal en las cenas o acompañando platos copiosos de proteína animal.
Existen una gran variedad de alcachofas según su lugar de cultivo: Blanca de Tudela, violeta de Provenza, Sarda, Californiana, la Camús de Bretaña …seguramente me deje alguna pero os recomiendo que empecéis a cocinarlas todas.
Para terminar de convenceros, los anales de la historia cuentan que la gran Catalina de Médecis se pirraba por los pétalos crujientes de esta verdura incluyéndolo en todos sus banquetes …y ¡bacanales! ¿en qué estaría pensando Catalina?
Misbamia